Bienvenidos a Somoto
Siendo una de las ciudades más acogedoras en el país, ha sido llamada “La flor del Henequén” por el cultivo del mismo en los cerros que la circundan.
Ha sido cuna de compositores y artistas destacados en la cultura nicaragüense, entre ellos los hermanos Mejía Godoy: Carlos y Luis Enrique, quienes se han destacado en el ámbito de la música tradicional nicaragüense y la Nueva canción Latinoamericana y Mundial. Ambos, son tíos de Luis Enrique, un reconocido intérprete de Salsa.
Rosquillas Somoteñas
Las rosquillas somoteñas son el mayor referente de un producto Nicaragüense, no solo a nivel nacional sino que también a nivel internacional. Es el producto más artesanal y tradicional en Nicaragua, y el más demandado de todos los productos, elaborado en las montañas somoteñas, a base de maíz, queso, sal, manteca y cuajada, producidos en la bella ciudad de las mulas y las rosquillas.
Las rosquillas, un tradicional bocadillo nacional hecho a base de maíz, es toda una especialidad en Somoto, ciudad que ya se ha hecho famosa en todo el país por su producción abundante y artesanal de esta delicia. En Somoto, también, es posible tanto comprarla como asistir a alguno de los tantos talleres locales, y apreciar el proceso de producción de las diferentes variedades de rosquillas.
El hacer rosquillas resulta ser todo un oficio, y el proceso de producción involucra diversas etapas, con gente especializada en cada una de estas. La primera etapa es la de limpieza y escogencia del maíz “bueno” (semillas en excelentes condiciones); el maíz escogido luego se muele, se pesa, se lava, se cuece y se vuelve a moler.
A continuación -segunda etapa- la maza de maíz se mezcla con cuajada (queso cuajado), se amasan juntos y después se pasa a la tercera etapa: esa maza es trasformada manualmente en miles de rosquillas y otras variedades como “viejitas” y empanadas. La etapa final del proceso es cuando las rosquillas se pasan al horno artesanal, de donde salen con su sabor y contextura final.
En períodos de escasez de materia prima (la cuajada, por ejemplo, tiene períodos altos y bajos de producción), los talleres más pequeños se dedican a la producción de otros productos tradicionales de gran sabor como rosquetes, picos, espumillas (suspiros), entre otros.
En la ciudad hay aproximadamente tres decenas de talleres de diferentes tamaños y volúmenes de producción. Estos talleres son empresas de las que se involucra la familia, aunque muchos tienen que contratar a otras personas para aumentar la producción. Un taller mediano puede producir entre seis mil y quince mil rosquillas de varios tipos al día, y casi todos los talleres están en capacidad de responder a encargos de sus clientes.
Las rosquillas somoteñas se venden en diversos puntos del país, e incluso se exportan al extranjero. Aunque existen otros talleres de rosquillas de calidad en otros municipios o comarcas del departamento de Madriz (como Yalagüina y La Esperanza), son las “rosquillas somoteñas” las que se han posicionado como tradicionales y de alta calidad en la mente de los nicaragüenses, y de consumidores extranjeros que ya han tenido la oportunidad de saborearlas. Es por ello que venir a Somoto y no visitar los talleres de rosquillas, es perder la oportunidad de conocer una parte fundamental del carácter de esta ciudad.